domingo, 18 de diciembre de 2011

LOS SECRETOS Y ALGUNAS COSAS SOBRE EL TIEMPO PASADO Y POR VENIR

Los Secretos han sido mi grupo emblemático durante muchos años. Un grupo con una historia que es casi nuestra historia, la de aquellos que empezaron a hacerse adultos al final del siglo XX y empezaron a ser niños de nuevo, a principios del siglo XXI, seguramente ahora. En este transcurso, algunos no hemos dejado de ser jóvenes ( "Déjame" es una canción con la que recorrí cientos de kilómetros por las carreteras españolas, con la música alta, pues siempre me ha gustado conducir envuelto en música, sin notar el camino, pese a lo mucho que paro siempre para no hacer del trayecto un tour de force) bueno el caso es que, al encontrarme con Los Secretos, una constante en mi vida, me doy cuenta de que no he cambiado nada desde aquél muchacho que se escapo a Inglaterra, por primera vez, a los quince años, y que luego volvió, un poco más tarde y ya para más tiempo, a una tierra en la que siempre se encontró menos extraño que en su propia patria. Sí, cuando escucho a Los Secretos, me pasa lo mismo que cuando veo una película ambientada en Inglaterra, o cuando viajo a Portugal, otro país que considero mío. O cuando juego al ajedrez - mi padre me enseñó a jugar a los cuatro años - o veo una película con la sala a oscuras, tomando notas que luego paso a mis cuadernos de viaje y cine, que ambas cosas pueden estar unidas. Porque yo creo en la vida unida y diversa, en la vida que forma un círculo, nuestro círculo elegido, que no está cerrado, sino abierto, y cuya circunferencia exterior es irregular y porosa y, aunque admite nuevos lugares de encuentro y referencia, sin embargo, el interior, lo más personal del círculo, permanece. El interior del círculo es como una semillita que nació conmigo y que nunca paró de crecer, siempre en el mismo sentido: el de aprender, descubrir, conocer. Y también de añorar y mantener lo que sabes que es tu identidad. Porque, una vez que sabes quien eres, una vez que descubres donde estás y donde siempre has estado, aún con muchos viajes exteriores, es dificil cambiar de ruta y de destino. No puedes dejar de ser tú.

http://www.youtube.com/watch?v=rYNW1IxaFf4

9 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Me he dado cuenta de que nuestra historia es la historia de nuestra música, nuestras canciones, y que, al escuchar algunas de ellas, todo salta dentro de nosotros y no existe el tiempo. Solo existe lo que esos acordes y esas letras nos dicen. Y siempre suele ser mucho. Creo que empezaré a revolver el baúl de los recuerdos y, con esta entrada, viajar de nuevo a los paisajes que nunca abandoné.

La Solateras dijo...

Querido Emilio, Los Secretos no forman parte de mi música de referencia, ni de ese universo interior al que aludes. Pero eso es lo de menos, cada uno tiene sus propios iconos. Lo importante es esa filosofía tuya de un espíritu abierto -y poroso- que nos permita aprender siempre de los demás y compartir experiencias enriquecedoras.

Un abrazo fuerte y mis deseos de un 2012 lleno de literatura de la buena.

María G. Z. dijo...

¡Qué razón tienes!
La semana pasada estuve en casa de mis padres y estuvimos poniendo discos de los de antes... Me di cuenta de que había crecido con Silvio, con Aute... pero que también tenía a The Cure, y todos los discos de Hombres G... Esos discos me hablaron de una época pasada y fue emocionante. Y el pasado siempre tiene una banda sonora, como las películas...
Un abrazo
María

Emilio Porta dijo...

Querida Ana, no es iconografía, es memoria. En mi caso, como en el de todos, mi memoria es amplia. También forman parte de ella Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Cecilia, Joaquin Sabina, Bob Dylan, Simon&Garfunkel, Diana Ross, Neil Young, Kenny Rogers, The Beatles, los Rolling Stones, Leonard Cohen...y un largo etc. en el que supongo que, en parte coincidiremos. Añadamos a Smetana, Mahler, Beethoven, Scarlatti, Vivaldi, Handel, Brahms, Grieg...y otro largo etc en lo referido a la música clásica. En realidad adoro la música y sus connotaciónes y esta entrada es solo una referencia, como tú dices a todo ese mundo inmenso que supone un lenguaje sin palabras que nos permite la introspección y también la comunicación. También te deseo, ya lo sabes, lo mejor para el año próximo y todo el tiempo que podamos seguir aprendiendo, descubriendo. Otra abrazo para tí.

Emilio Porta dijo...

Sí, María, somos un todo continuo aunque, a veces, pretendamos separar y, por lo tanto, hacer compartimentos de la vida. Siempre he tratado de que el tiempo no determinara mis procesos, ni delimitara mis actitudes. Cuando escucho algunos temas, me doy cuenta de que, finalmente, somos un conjunto de impresiones que conforman la identidad a partir de una determinada biología, no mucho más que eso. La memoria es selectiva y reactiva, y nos permite cambiar de estado emocional con un simple click en una canción. Tú lo has experimentado la otra tarde y yo creo que lo experimentamos continuamente, siempre que focalizamos y asociamos música a imágenes y vivencias. Recuerdo un concierto de Sting al que asistí, hace muchos años, como si lo tuviera al alcance de la mano. Y otro de Sabina, en Madrid, no hace tanto y, sin embargo, hace mucho. Y vivo de nuevo cada una de las cosas asociadas a temas que ya forman parte de nosotros. Me alegra que coincidamos.

Nines Díaz Molinero dijo...

Yo también creo que nuestra historia está asociada a la de nuestra música. Solo tenemos que volver a escuchar una canción de otra época y ver como recuperamos las imágenes de entonces. No hay nada más evocador, es como volver a recuperar un olor olvidado que forma parte de nuestra identidad.
Me alegra esta reflexión que ayuda a recuperarnos. Siempre es un placer leerte, Emilio.

Un gran abrazo.

Emilio Porta dijo...

Gracias, Nines. Parece que algún resorte salta siempre al hablar de estos temas, o mejor, sin hablar, al escuchar las músicas y letras que significaron algo y todavía lo significan. La música es una huella imborrable que despierta de forma automática nuestros sentidos. Ese si que es un lenguaje universal, aunque, evidentemente, no todas las culturas tienen las mismas armonías. Un abrazo con todo afecto, Nines.

Alejandro Pérez García dijo...

“No puedes dejar de ser tú”. Buena frase, querido Emilio, y cierta. Nunca dejaremos de ser nosotros. Seguiremos siendo cuando ya no estemos. Nuestra huella será el legado, cultural y humano, que dejaremos a quienes nos sucedan. En esa transmisión habrá influido todo lo relativo a los sentidos. La música es una expresión artística capaz de emocionarnos y capaz de dejar una impronta en nuestro carácter, en nuestro comportamiento. Cada época marca sus modas, sus melodías. Cada grupo musical tiene un momento y cada ritmo, su público. Dependiendo de eso, cada uno nos enamoramos de y con una música diferente, porque diferentes son nuestros orígenes y nuestros caminos, sin dejar de ser quienes somos. Ahora con las nuevas comunicaciones no hay diferencias costumbristas entre latitudes. Mi oído despertó con la música folclórica: jotas, seguidillas y rondas populares, que definían a cada lugar y sus fiestas: verdaderas fuentes antropológicas postergadas por las tendencias y tecnologías actuales. Además de eso, que quedó tatuado en mi recuerdo, no podré olvidar “Con un sorbito de champán”, de Los Brincos, o “Moliendo café”, de Hugo Blanco, interpretada por los mejores cantantes de aquella época tan lejana y, sin embargo, unida al presente más inmediato. La música une generaciones y culturas; no en balde es el lenguaje más universal.

Abrazos.

Emilio Porta dijo...

Es curioso, Alejandro, tu comentario me lleva a una nueva reflexión: la herencia musical de siglos. No parece que hayamos cambiado tanto, pues nos seguimos emocionando del mismo modo que nuestros antepasados o dejándonos acompañar por las mismas notas, aunque ahora hayamos incorporado nuevas melodías, modos y modas, cambios que, sin duda, han incrementado este impresionante acervo que es la música universal. Yo creo que la sensibilidad nacida en el Hombre grecoromano sigue aumentando, pero, al mismo tiempo va asumiendo nuevas esferas y creando más perspectivas. El legado universal dices...Pues sí. Y en ese legado la música juega un papel fundamental. El siglo XX es un compendio inmenso de partituras y, además, por primera vez, con posibilidad de escuchar en vivo a los artistas desaparecidos. En vivo, aunque estén muertos. Pues sus interpretaciones y sus voces están al alcance de cualquiera, gracias a los archivos audio-visuales existentes y también al ordenador. Es increíble a donde hemos llegado. Y ese camino lo hemos recorrido con canciones y música de todo tipo. Yo no podría separar una música de otra. Todas forman parte de algo que amo, de algo que me hace volar y soñar cuando la escucho y penetra en mis sentidos: la música, toda la música. Gracias por tu comentario, grande e interesante como siempre, Alex.