viernes, 16 de enero de 2009

CONSPIRACION DE NUMEROS

Se empeñó en buscar alternativas, nuevos signos que ofrecieran diferentes posibilidades. Ni árabes ni romanos. Pensaba que podía inventar símbolos que pudieran ser utilizados por sus vecinos. Y por el resto de la Humanidad.
Era otra época. Ni el Imperio romano había acabado, ni los emiratos árabes se habían extendido por el mundo conocido.
Allí, sólo, en su casa de Lazburg, el matemático visigodo trazaba nuevas líneas para dar forma a las cantidades, para poder contar y sumar de un modo distinto.
Pero estaba fuera de tiempo, fuera de lugar. Tanto que, una noche, se reunieron, esta vez con un mismo objetivo, los números árabes y los romanos. Y acabaron con él y con sus sueños.
El era un disidente, con ideas propias. Por eso lo mataron.

Emilio Porta