lunes, 11 de abril de 2011

TIEMPO DE VIVIR

Se acerca una época que lo cambia todo. Cada día hay más luz y, al mismo tiempo, el cansancio de la Primavera sustituye al letargo del invierno. Silencio. "Tiempo de silencio", dijo Luis Martin Santos en una de las grandes novelas españolas del siglo XX . Y también el Eclesiastés habla de un Tiempo de Amar y otro de nacer y otro de morir. Esa palabra, tiempo, encierra la clave de nuestras limitaciones, de las limitaciones de lo que medimos como transcurso.
Pero volvamos a lo que queríamos decir: El tiempo de amar debería ser el de vivir y hacer vivir. Si tan solo supiéramos mirar mejor...lo conseguiríamos. Mirar e intentar comprender lo concreto de la existencia y, a la vez, poseer esas claves de la aceptación de cualquier regalo que se nos de o nosotros podamos dar.
Yo, antes, solo deseaba escapar a Orzeán, que es un poco como Samos y su monasterio. Ahora se que puedo estar, indistintamente, en ambos, sin moverme de mi interior.

16 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Lo que nos quita el tiempo es porque nos empeñamos en luchar contra él. Aceptar su transcurso con su pléyade de instantes, no buscar atarnos a él ni que nos ate, sino dejar que todo fluya cada día como una convención necesaria, nos hará ver el paso de las cosas, no como un castigo por su ausencia sino como una efemérides por su presencia. Sí, el tiempo es solo una medida que regula el cuerpo - que sin él el alma sería una entelequia, una nada insensible - y ese paso es el que finalmente se convierte en plazo.
Mientras, somos lo que sentimos, lo que pensamos, lo que vivimos.
"Solo el instante es eterno" escribió un día Port y Cortázar habló también de la memoria de los instantes. Debe ser que ambos, cada cual por su lado, se convencieron que era inútil luchar contra su transcurso, que era mejor cogerlo, a cada momento, con las manos.

Manuel dijo...

Querido amigo: noto que, poco a poco, entras en la esencia del ser y escapas del tiempo.

Aún te queda mucho camino, pero has tomado la ruta, aparentemente, acertada.

El esclavo del tiempo llora por el que le falta; no vive el que goza sabiendo que su ser es eterno.

El esclavo del tiempo muere.

Vive eternamente de la mano de tu tiempo: tu eres el Señor del Universo.

Manuel dijo...

Querido amigo: noto que, poco a poco, entras en la esencia del ser y escapas del tiempo.

Aún te queda mucho camino, pero has tomado la ruta, aparentemente, acertada.

El esclavo del tiempo llora por el que le falta; no vive el que goza sabiendo que su ser es eterno.

El esclavo del tiempo muere.

Vive eternamente de la mano de tu tiempo: tu eres el Señor del Universo.

Emilio Porta dijo...

Y tú eres, además de mi amigo, un ser muy especial, con conocimiento. Basta leer tus palabras:
"El esclavo del tiempo llora por el que le falta; no vive el que goza sabiendo que su ser es eterno.
El esclavo del tiempo muere.
Vive eternamente de la mano de tu tiempo: tu eres el Señor del Universo"
Empezamos a entendernos, aunque lo que llaman realidad toque, casi todos los días, a la puerta. Pero que nuestra puerta sepa distinguir los golpes. Y la puerta se abra o no se abra con la fuerza interior del deseo y de la claridad.
Gracias, Manuel, no se podía inaugurar mejor este tiempo de vivir en reflexión y actitud.

Mila Aumente dijo...

Querido Emilio: Bonita reflexión primaveral en momentos en los que el mundo llora sus desdichas. "El tiempo de amar debería ser vivir y hacer vivir". Yo también creo que debería ser así. Pero el amor, se ha demostrado a lo largo de la historia, ni vive ni deja vivir. Son demasiadas cosas incomprensibles las que giran en torno al ser humano y que debemos, no nos queda otra, aprender a caminar con ellas. Afortunadamente, siempre nos queda Orzeán, Leire... O ir a hacer una visita a tu amigo David Nihalat. Australia es un país maravilloso, para hacer un recorrido por él a través de la imaginación, ya sea desde el silencio, desde el dolor o simplemente desde la esperanza.

Un besito.

Cris Gª. Barreto dijo...

En ocasiones es preciso irse fuera, lejos, desconectar, intentar limpiar el daño interior y reforzarnos par poder luchar por uno mismo y por quien se lo merezca. Pero esto, y no digo en general, es una entelequia, porque no siempre se pude hacer, tal vez, no en mucho tiempo. Existen amarres que nos inmovilizan. Existen personas que no pueden valerse por si mismas y dependen de nosotros. Por mucho que sepamos que en nuestro interior es donde habita la verdad. Ese tiempo interior no nos permite salir a flote para "renacer" y dar la mejor esencia de nuestro ser. Cada uno tiene sus circunstancias y para no amedrentarnos ante adversidades debemos evitar luchas exteriores, olvidar las dagas que duelen. Porque si seguimos con la fuerza de la buena conciencia obtendremos la mayor satisfacción. El tiempo, la madurez de los años se van conviertiendo en una calidad de belleza interior y exterior.
El camino presente y misterioso de la vida siempre gira hacia nuestro interior, conciencia, pensamientos, fe de vida, acciones, sentimientos; y nunca en otra dirección.
Ya no sé qué puede ser más eterno en nuestra vida, si el pasado, el presente o el futuro. Pero si sé que se debe mirar al futuro pues daríamos celeridad a la muerte.
Jamás los pensamientos deben reducirse únicamente a una expresión oral. Existen las acciones por encima de las palabras. Las promesas, la enmienda, la rectificación, la reflexión, el perdón...etc.
Porque no siempre nuestro aspecto exterior va en consonancia con nuestro interior. Existe la hipocresía, la vanidad, el ego, la envidia y más.
Nada dependerá jamás de lo que tengamos, únicamente, de lo que somos realmente.
No somos adornos que decoren nuestros hogares, sin embargo, la concordia y el esbozo es una sonrisa siempre será lo más profundo que habite en nosotros mismos y en nuestro hogares.

Seguría horas, pero no deseo cansarte.

Felicidades por tu entrada.

Besos y abrazos,
Cris.

Emilio Porta dijo...

Toda daga duele, Cris. Pero la vida es una sucesión de flores y dagas. Nadie dijo que vivir fuera fácil. Y, sobre todo, nadie nos dijo nada sobre el transcurso. Cada uno tuvimos que aprender a vivir con lo que la Naturaleza y la existencia nos dio. Unos con más talento, otros con menos, unos con más suerte, otros con menos, unos en un lugar del mundo, apenas subsistiendo, y otros en otro, con todo tipo de posibilidades. Entender qué es la vida es un proceso. Entender que no estamos solos y que somos una parte pequeña de la Historia de la Humanidad y una parte infinitesimal del Universo es algo primordial para no dar excesiva importancia a los sucesos. Yo también estaría horas hablando por escrito del tema. Pero siempre es nuestro interior el que tiene la última palabra: el que recoge las experiencias y los sueños y los rehace o los deshace. ¿Cuestión de voluntad?...Y también de perspectiva. Nada es siempre como deseamos o soñamos. Pero, al final, se trata de hacer balance...y en ese balance el tiempo no cuenta: porque todo se reduce a "flashes"...y eso el que tenga la fortuna de haberlos tenido. Nuestro mundo es nuestro porque nosotros lo hacemos nuestro. Gracias por tu reflexión. Es muy profunda y bella. Un beso.

Luna dijo...

El tiempo va con nosotros, más nosotros no con él.

Emilio Porta dijo...

Bonito juego de contradicciones, que podemos salvar ni no nos tomamos al tiempo demasiado en serio y le engañamos dejando de medirlo. Gracias, Luna, por estar ahí y por poner siempre el contrapunto necesario.

Emilio Porta dijo...

"Son demasiadas cosas incomprensibles las que giran en torno al ser humano y que debemos, no nos queda otra, aprender a caminar con ellas"

Vivir en la incertidumbre dije una vez, es una necesidad. Con tantas ánsias de verdad nos perdemos en el camino de su búsqueda. Parece que necesitamos comprender...y, en realidad, es mejor vivir que creer, y mejor que buscar entender todo. Si queremos caminar así nos ocurrirá, como en ese poema de mi libro Tomo Secreto, que tanto te gusta, Mila. que estaremos siempre tan lejos de nuestros propios pasos que no nos acercaremos a ningún sitio.
Bueno, Australia, en efecto, es un mundo por descubrir. David Nihalat tiene la fortuna de vivir allí. Y yo la suerte de conocerla bien. Estuve una vez, unos meses, y he visto muchos documentales, además. ¿Sabes lo bueno de ese país, que es un continente? Que es muy antiguo y muy nuevo a la vez. Que cambia continuamente de paisajes. Y que, en esos grandes espacios abiertos, sientes, permanentemente, la libertad. Y en sus ciudades, a la vez, toda la maravilla del progreso. Y sin contaminar. De vez en cuando la naturaleza se desborda, como en las inundaciones pasadas de Brisbane o en los fuegos de los bosques de Sidney, hace tres años. Pero el agua termina por absorberse y el fuego por apagarse, y queda la vida, que está por encima de las circunstancias, de todas nuestras circunstancias...

Alicia Uriarte dijo...

Emilio, vamos a imaginar que pudiera existir una insólita sucursal bancaria que cada amanecer abonase en tu cuenta la cantidad de 1440 €.
Esta sucursal, al mismo tiempo, tiene un funcionamiento digamos que extraño: no acumula el dinero sobrante de un día para otro; es decir, cada anochecer retira de las cuentas el saldo que no se ha gastado.
¿Cómo actuarías? ...Supongo que retirarías cada día la cantidad que no has agotado, ¿verdad?
Pues bien, todos tenemos esa sucursal bancaria a nuestra disposición: su nombre es el Tiempo.
Cada amanecer, esta sucursal abona en nuestras cuentas personales 1440 minutos.
Y cada noche también borra de las cuentas y da como pérdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayamos invertido en algo provechoso.
Esta sucursal no acumula dinero...
Cada día abre una nueva cuenta...
Cada noche borra los saldos...
Si no utilizas tu saldo a lo largo del día, tú eres el que pierdes, no hay manera de recuperarlo. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy.
Por tanto, un sabio consejo es que se debe invertir EL TIEMPO de tal manera que se consiga lo mejor en salud, felicidad y éxito. El reloj no tiene cuenta atrás.
Acaso a veces pequemos de no dar al tiempo la suficiente importancia. Nos hemos acostumbrado a dejarlo que se vaya sin aprovecharlo pues sabemos que al día siguiente tendremos más, que pase lo que pase tendremos más pero el tiempo tiene mucho más valor del que realmente le concedemos.

Debemos atesorar cada momento que vivamos: ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartimos con personas lo suficientemente especiales como para dedicarles nuestro tiempo, el tiempo no espera por nadie.

Emilio, yo siempre he pensado que el mejor regalo que nadie me puede hacer es dedicarme su tiempo. Gracias por compartir con todos nosotros el tuyo.

Un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Emilio, nos propones un tema que va a suscitar muchas reflexiones. Tu sabiduría te ha hecho salir del tiempo para ver pasar las horas desde lejos. Me alegra que así sea. Los avatares convulsos de mi insignificante historia me han enseñado que el tiempo es la vida. Y la vida es todo lo que tenemos. Vida = tiempo. Nuestra vida será rica y estará bien empleada si nuestro tiempo lo gestionamos bien.

Si conseguimos no estresarnos y tener tiempo para querer, amar, compartir, aprender, pensar, crear, disfrutar y trabajar solo lo justo, estaremos muy cerca de asegurar que tenemos una vida plena, casi feliz. Después de eso, nos quedará un saldo escaso, con pocas horas, que será el tiempo de morir. Para morir tienen que coincidir muchos sucesos fisiológicos. Hay que morir tarde, pero ¿por qué hay que tardar mucho en morir? El tiempo de morir, cuanto menos, mejor, y el tiempo de vivir que sea largo y placentero, y que quede escrito en las hojas de muchos calendarios para ejemplo de quienes nos sucedan.

Para conseguir eso, que el tiempo de vivir sea mucho y el de morir muy poco, es necesario que nosotros dominemos el tiempo, no que el tiempo nos domine a nosotros. Cuando nos veamos obligados a hacer más cosas de las que nuestro ánimo y nuestras fuerzas son capaces, tenemos que reprogramar nuestras agendas y buscarnos un profesor que nos enseñe a decir ¡NO! cuando "no tenemos tiempo". Nuestro mal es que no sabemos negar nuestro tiempo, nuestra vida, y hay que saber hacerlo muchas veces. Es sano, aunque también nos guste ser atentos y ayudar. Con poco dinero se puede vivir mucho, pero sin tiempo no se vive nada.

Sin embargo, tenemos que tener mucho cuidado para establecer un equilibrio y que el tiempo del que disponemos tampoco sea excesivo. Su peso podría aplastarnos o dedicarnos a esa actividad tan preocupante que practican muchos mayores ociosos en los parques, sobre todo ahora que viene el buen tiempo, tiempo de vivir, como dices, Emilio. Y lo que hacen esos olvidados de la boina calada y el bastón gastado es poner el cuchillo de su mirada en ningún sitio, en un lugar perdido, para ver si pueden matar el tiempo que tanto les sobra, antes de que el tiempo, con su peso, les mate ellos.

Gracias, amigo Emilio, por volver y permitir expresar lo que sentimos al pie de tus pensamientos siempre acertados.

Mi abrazo de siempre,

Alex

Emilio Porta dijo...

Alicia...qué bello ensayo has hecho sobre el tiempo...y sobre la vida. Implica toda una filosofía.
Le das al tiempo entidad concreta. Le das medida, ajustada a la referencia que supone. Y le ajustas una metáfora de valor, en los términos más exactos que el ser humano en Occidente delimita: su peso en oro, o, como dices, en billetes de curso legal. Me gusta el juego, el planteamiento literario que tiene todo el comentario. Yo no se si gastaría todo el dinero...salvo que lo sintiera como necesidad. De hacerlo sería de una forma fluida, no por el valor del tiempo, sino por el valor de la vida. Creo que siempre me quedaría algo de saldo que no retiraría por pura imposibilidad pues, seguramente, muchos días me cerrarían la sucursal antes de hacerlo. Le estoy dando un poco la vuelta al sentido del relato, porque, a veces, el tiempo perdido es el tiempo recuperado. Dedicar tiempo a los otros, a lo mejor, es no dedicarnóslo a nosotros. Yo busco la confluencia. Y por ello trato de disfrutar al máximo del alter y no ser destruido por el ego. Eso sí, desgraciadamente, a veces hay que elegir entre los "alter" porque no hay disponibilidad ilimitada. Es lo que me gusta de escribir en la red: entregas las palabras al viento y es el viento el que las distribuye. Y cada uno coge un puñado si le viene bien. Yo no estoy pendiente de que recojan mi avioncito de papel escrito...pero agradezco que algunos amigos y amigas lo hagan a su paso. Gracias por todo lo que dices y por tu amistad y cariño, que es mutuo. Un fuerte y cercano abrazo.

Emilio Porta dijo...

"Si conseguimos no estresarnos y tener tiempo para querer, amar, compartir, aprender, pensar, crear, disfrutar y trabajar solo lo justo, estaremos muy cerca de asegurar que tenemos una vida plena"
Esto para empezar. Luego dices:
"Es necesario que nosotros dominemos el tiempo, no que el tiempo nos domine a nosotros"
Y más cosas. En realidad todo el comentario es un pequeño tratado filosófico y es digno de ser guardado en un archivo y releerlo de vez en cuando. Querido Alejandro te decía ayer - en un mail privado, que venía a cuento de varias cosas - que, aparte de ser un gran escritor, tu modo de aproximarte a la vida es el que desearía para mi mismo en muchas aspectos. Hace tiempo que creo que el mayor valor humano es la generosidad y la bonhomía, que puede existir en indistinto género, aunque parezca término tan solo propio de uno de ellos. Me gusta como vas por la vida. Decías la otra tarde que algunas cosas las da ser de Ávila. Tú, Santa Teresa, San Juan de la Cruz...y algún otro amigo/a fundador con el/la que departíamos. Fundadores de obra y fundamentos vitales, los que tú los tienes. Y que, en tu caso, son cimientos que sostienen tu equipaje de creador, de autor y amigo.
Contar contigo es contar con una de las bases más sólidas que puede tener un individuo de nuestra rara, primitiva y evolucionada a la vez, especie.
Nunca me cansaré de repetirlo. Gracias por tu amistad.

Mari Carmen Azkona dijo...

“ El tiempo de amar debería ser el de vivir y hacer vivir. Si tan solo supiéramos mirar mejor...lo conseguiríamos. Mirar e intentar comprender lo concreto de la existencia y, a la vez, poseer esas claves de la aceptación de cualquier regalo que se nos de o nosotros podamos dar.”

Es curioso, estoy leyendo un libro que se titula “La mecánica del corazón” y este párrafo me lo ha recordado. En el libro un niño nace con el corazón helado y una “doctora” le implanta un reloj de cu-cu. Mientras lo leía pensaba en que hermoso sería tener un corazón-reloj y que ambos fueran acompasados. Que los sentimientos fueran los que movieran las manecillas del tiempo. Qué pudiéramos acelerar la tristeza y alargar la alegría...Así el tiempo de amar si sería el tiempo de vivir.

¿No te parece un pensamiento hermoso? Pero claro, por desgracia sólo es un pensamiento.

Lo que no sólo es un pensamiento es tu texto, porque todos los que te conocemos sabemos que corresponde a una aptitud. Sabes mirar, y comprender, y apoyar, y...

Gracias por escribir y por ser, que en tu caso es lo mismo.

Un abrazo.

Emilio Porta dijo...

Una aptitud es una suerte tenerla...tú tienes muchas, Mariatxu. Pero esa suerte la da la biología, que luego se nutre de lecturas, experiencias, vida...y decisiones. Unas las tomamos...y otras nos vienen tomadas. Tu comentario es uno de los textos más bonitos que se han puesto en mi blog. Lo contesté hace tiempo. Pero el tiempo hace volar incluso lo escrito. Sí, mirar mejor, mirar con generosidad, no pensando solo en nosotros, haría la vida, igual de dolorosa que lo es a veces, igual de injusta, pero más solidaria. La esperanza, entonces, no sería un sueño continuado, sino que serviría para unir los intentos y nos llenaría siempre, incluso en la imposibilidad, incluso cuando el muro es demasiado alto para ser saltado. No creo demasiado en el orden temporal. Y este afán mío de aparecer y desaparecer en lo escrito y lo vivido - como si temiera que todo se viniera abajo al entrar la luz de la realidad por la ventana - no es más que un deseo de resguardar la memoria y que la cotidianidad no la destruya. Quizás no he sabido encontrar en esa cotidianidad toda la materia de los sueños que en ella también habita. No lo se. A veces la realidad me vence y otras, sin embargo, me recoge y me ayuda.
Ojalá, como tú dices, los sentimientos movieran siempre las manecillas del tiempo. Ojalá los cuentos fueran estuvieran más cerca de la vida que vivimos.