sábado, 20 de noviembre de 2010

LA VIDA, NUESTRA CASA


UNA ESFERA DE PROTECCIÓN CUBRE NUESTROS INTENTOS Y VA CREANDO LA IDENTIDAD.

Una esfera que nace en el corazón del universo y que se corresponde con el corazón de los seres humanos. “Lo que está arriba esta abajo” dice el libro del Tao. Vivimos permanentemente en el misterio, aferrándonos a los pasos dados, con sus aristas, sus honduras y elevaciones, para vencer los parámetros de la caducidad y la destrucción. Es la memoria del hombre lo que le mantiene. La memoria y el deseo de permanecer. Ambos nos llevan a luchar por la supervivencia de la especie y el individuo. La huella – ciega a veces – es el destino. Y ese destino, a pesar de la aparente disolución final, se crea con los pasos que ha ido dando la Humanidad, la única realidad capaz de reconocerse a si misma, capaz de proyectar y proyectarse.

Esos pasos, propios y ajenos, que contienen la esperanza de avanzar y de quedarnos, van formando el transcurso que es la vida. La vida, un paseo que hay que comprender.

4 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Estos días he tenido que enfrentarme a algunas situaciones complejas y decisivas, nada que no nos ocurra en un momento dado, o permanentemente, a todos. Cuando tomas conciencia de la fragilidad y la precariedad de la vida, tomas, al mismo tiempo, conciencia de su consistencia, no como individuos, sino como el proceso colectivo del que formamos parte. Es dificil mirar y ver más allá, más allá de nuestro horizonte personal, pero debemos hacerlo porque, de otro modo, nuestra mirada siempre se quedará corta y se limitará a una perspectiva individual y, muchas veces, frustrante. Siempre he pensado que este camino a ciegas es una epopeya que discurre por el pequeño camino de luz que hay en la oscuridad. Esa luz, como decía Cavafis, es el propio proceso, con todo lo que conlleva de alegrias y tristezas, consecuciones y fracasos. Todo queda en la memoria. En la nuestra y en la de la Humanidad, aunque no todo quede anotado en las páginas de su historia. Ese código infinito que alumbró el pensamiento está formado por todos nosotros, los de antes y los de ahora.

Escribir crea identidad pero también deja memoria. Cada día, al menos, para los que nos servimos de la escritura como impulso y crónica, como reflexión. Y, en un corto plazo, también para algunos otros. Todo esto me ha llevado a escribir estar reflexiones en un día donde un rayo de esperanza quiere filtrarse por el cristal de la ventana y empujar un poco la vida.

Anónimo dijo...

En unos días abriré los comentarios. Sabéis que me gusta contestar a todos. Por circunstancias personales no voy a poder hacerlo ahora. Estoy seguro que todos mis amigos sabréis esperar a poner un comentario, si lo deseáis, pasado ese tiempo. Gracias a todos.

Port

Anónimo dijo...

Has tardado algo en abrir la puerta, Port, más de un mes, al menos en este blog. Quizás las Navidades te han tocado el corazón, amen de que se hayan solucionado parte, al menos, de esos problemas que apuntabas. En cualquier caso estoy seguro de que abres el espacio no para que se inunde de comentarios, sino porque, al estar finalizando el año, quieres dejar abierta la posibilidad de que todos nos reconciliemos con la vida y hagamos nuestras casas interiores más habitables. No siempre la casa resiste el embate del viento. Ni del tiempo, pues este es, aparentemente, menos fuerte...pero si más constante. No se decir feliz Navidad...porque desearía algo más que unos días felices para el mundo, para todos nosotros. Desearía que supiéramos - o pudiéramos - compartir las paredes y también los cimientos de los sueños y no se nos vinieran abajo por la competitividad, la incomprensión, la egolatría y la falta de respeto y amor a los demás, al propio mundo que nos acoge...o nos empuja contra lo imposible.
Estoy lejos, pero siempre, pese a la distancia, algo de luz recogemos todos para acercarnos a los que, con buena voluntad, son capaces de pensar en una vida que se construya sobre lo mejor de nosotros, sin mentiras, sin daños ni rencores, buscando la paz y la armonía en la medida de nuestras posibilidades y capacidades.
Así que ojala 2011 nos acerque a una vida más auténtica y más humana. Es mi deseo para todos nosotros.

David Nihalat

Anónimo dijo...

Una vez más, David, es como si hablaras por mi. ¿No será ya el tiempo, realmente, de que esta amistad se convierta definitivamente en identidad?. Al fin y al cabo nunca he pretendido más que juntar lo que aparentemente está separado, realidad y ficción, pero que no lo está en un escritor. Tú y yo, hemos estado haciendo un homenaje tácito a Pessoa y a sus heterónimos, casi constantemente, en este tiempo pasado. Sin engañar a nadie. Tanta gente nos identifica, David, que a mi ya casi me parece innecesario aclarar - salvo en lugares donde los amigos no se reúnen ni se conocen - que tu Australia es casi mi Madrid y que los niveles en los que nos movemos forman una unidad inseparable. Así que el juego no se ha terminado... pero que nadie se llame a engaño. Porque no lo hay.

Port