viernes, 23 de septiembre de 2011

"Con la dignidad no se come, pero, al menos, se respira"


Quizás la dignidad no sea nada. Solo un concepto más del lenguaje, una palabra que para cada uno significa una cosa. Pero hoy, con esta frase de cabecera que escribí hace años y que he procurado seguir toda mi vida (aunque también escribí otra que decía: el límite de la dignidad está en mis hijas y con ello me refería a cualquier daño, mal o carencia para mis hijas ) traigo aquí, no la idea, sino la sensación de la dignidad. Parece como si todo en la sociedad nos llevara a renunciar constantemente a una postura digna, a tener que admitir chantajes estructurales y emocionales, a tener que aceptar que somos unos muñecos en manos del poder o del destino. Es como si nuestra identidad - que está conformada por el sentimiento y el deseo de ser - tuviera que plegarse ante el estar, ante los elementos que determinan nuestro ser social, que, a veces, confundimos o confunden, con nuestro ser personal. Me gustaría ser como algunos personajes de novela, que son ellos mismos contra viento y marea, que no se pliegan ni ante la lluvia constante ni ante el huracán. Me gustaría ser libre, simplemente.

13 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Y, para que no nos sintamos irreprochables, arcángeles que habitan el cielo, quiero completar la entrada con otra frase, que no es mía, sino de esos libros atribuidos a los llamados Apóstoles, los Evangelios ( en realidad fueron escritos por las Comunidades cristianas de base del siglo I despuès de Cristo ) pero que ayuda a aceptar errores y contradicciones, a no ser rígidos, a ser humanos. La frase es la tan conocida de "Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra". Confieso que yo no lo estoy, así que la entrada no es más que una reflexión, una declaración de intenciones. Y también una constatación interior. Aunque, si os digo la verdad, llevo años intentando ser consecuente con algunas cosas. Entre ellas una especie de principios éticos, personales y no ideologizados, entre los que el enunciado de esta entrada ocupa un lugar primordial. No siempre se consigue, pero se lucha, de alguna forma, por conseguir algo básico en la conducta: ser consecuente con lo que se piensa y se siente. Con lo que somos. O creemos que somos.

Anónimo dijo...

Gracias, Port. Por inaugurar el otoño con nuevos comentarios. Tenias razón, aunque me ha dado una pena enorme que cerrases el anterior, pero tenias razón en el último post del banco... Te deseo un otoño luminoso. Con tus palabras contribuyes a hacer más llevadero el nuestro.

Luz

Alicia Uriarte dijo...

Siempre he pensado que vivir con dignidad es tratar siempre a los demás, en toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, como nos gustaría o esperamos que nos traten a nosotros mismos.

Emilio, la dignidad es un reto a conquistar diariamente en cada paso que damos. Es camino, en el que a veces se tropieza, donde acaso lo importante sea no olvidar en ningún momento el rumbo. Si somos muchos los que vamos por el mismo será más difícil que nos despistemos.

Creo que ha sido una entrada preciosa de reflexión para este comienzo de otoño.

Un abrazo.

Nelken Rot dijo...

La dignidad es coherencia, y en este sistema contradictorio parece que lo único coherente es ser lo contrario.

Lo importante es crear nuestra propia libertad, aunque a veces sintamos rejas. Es como aquella cantinela: Si no te gusta, píntalo otra vez.

un beso coherente

N

Mari Carmen Azkona dijo...

Querido Emilio, renunciar a una parte de nuestra identidad, cuando de ello depende nuestra supervivencia o la de los que nos rodean, quizás nos haga menos libres, en cuanto a nuestro espacio personal, pero más humanos.

¿Acaso eso no es ser uno mismo, no está dentro de nuestra esencia? Seguramente, esa conducta, será consecuente entre lo que se piensa y lo que se siente...El eterno dilema entre la mente y el corazón.

Has mencionado a tus hijas, ellas no son el límite de tu dignidad, sino el borde de ella. Cuando nos damos a los demás es cuando más dignos somos. Porque la dignidad, al menos para mí, es respeto, integridad, honestidad, justicia...todas aquellos valores que hacen al Hombre más compasivo, que evitan dañar a otros y procuran su bienestar

No me gustaría que fueras como los personajes de la novela, me gustas así...Humano.

Besos y un fuerte abrazo.

Emilio Porta dijo...

Me alegra mucho, Luz, que mi último post, que se mantuvo contra calor y mareas durante todo el verano, te llegara dentro, como dijiste en él. Estamos en Otoño y, aunque todas las entradas permanecen, no solo las de este año, sino también las del anterior, he querido cambiar la madera seriada, pero personal y única del banco de estos meses, por la sensación concreta de algo que yo creo que también sentimos todos: el deseo de permanecer con la cabeza alta y una actitud que sea consecuente con nuestro modo de ser y sentir la vida. La dignidad, tan diferente al orgullo, puede llevarse en la palabra y también en el silencio. Creo que la entrada dice bien lo que necesitaba decir y el comentario adjunto aclara y matiza. Me gusta que, este Otoño, vuelvas a acompañar mis reflexiones. Gracias por estar ahí.

Emilio Porta dijo...

Alicia...tu comentario es tan reconfortante...Sabes que me hace muy feliz que desciendas desde la ría del Nervión para contribuir a darle a mis entradas ese toque tuyo tan personal. En este caso, un comentario lleno de cosas que apoyan el post y le revalorizan. Espero que, en La Nieve, yo también siga contribuyendo a que vuestro blog de las Tierras de Euskalherría, tan nuestras por sentimiento, historia y vida, y tan mías por algunos veranos de recuerdos de la adolescencia e infancia, siga siendo un puntal literario y de amistad continua. Un fuerte abrazo.

Emilio Porta dijo...

Azkona ( ese es tu apellido literario y cada vez, por lo que veo, más asentado)...eres un apoyo continuo a mis intentos literarios. Nunca faltas. Y eso, con lo que te mueves en Netwriters y en tu blog, es algo que me ayuda a seguir, con menos asiduidad que tú, poniendo textos, cosas mías. Esas cosas, para algunos de vosotros, tienen ya un recorrido compartido en las letras y en el afecto. Así que cualquier cosa que digas ocupa un lugar importante en mis blogs. Más aún si lo que dices es lo que acabas de poner.Una reflexión sobre mi reflexión. Y preciosa por cierto. Todo mi cariño, Mari Carmen.

Emilio Porta dijo...

Te he dejado para el final, Nelken, porque es breve y muy bonito tu comentario, además de que he querido respetar, prácticamente, el orden de llegada de los comentarios. Pero dice mucho y, ahora que te vas a vivir a Glasgow, a unas tierras altas más lejanas (hoy todos los comentarios vienen o vendrían del Norte...)quiero aprovechar también para desearte todo lo mejor, que ya sabes que es un deseo verdadero. Seguro que es así, porque todo lo británico tiene, para alguno de nosotros, un tinte cercano. Para mí, por mi vida anterior. Y para tí, por lo bien que hablas inglés y conoces esos mundos sajones. Bueno, Nelken, toda la suerte del mundo. Have a nice journey...in all the senses. All the best, Nel.

Nelken Rot dijo...

También yo te deseo todo lo mejor en tus decisiones, de quedarte o todo lo contrario.

De liberarte y sólo liberarte en palabra, obra and jjqsijai.

Todo lo mejor está ahí esperándote, tan sólo tienes que respirar y acercarte a ello.

Muchas gracias por tus buenos deseos y cuando pasee bajo la lluvia entre los árboles o bajo los soportales lluviosos, me acordaré de ti.

un abrazo

Nel

Emilio Porta dijo...

Yo también te reitero mis mejores deseos para tu viaje, Nelken. Aunque el viaje verdadero lo tenemos que hacer en cualquier sitio. No hay mayor viaje que el de la mente, ni mayor extensión que la libertad de pensamiento...y, en lo que se pueda, que no siempre se puede, obra. Que crezcas interiormente y veas todo con nuevas perspectivas.

Rosa dijo...

La dignidad en sí misma no deja de ser un concepto creado para dirigir nuestros movimientos hacia un determinado lugar. Creo sinceramente que la dignidad es justo lo que planteas al final de tu entrada mi querido Emilo: ser uno mismo siempre. Ya sabes, aquello de "sé tú mismo e intenta ser feliz, pero ante todo, sé tú mismo".

Sé que a pesar de todo lo que nos rodea, haces tremendos esfuerzos por mostrarte tal cual eres y sin duda eso es parte de tu encanto como gran persona que eres.

Un abrazo amigo

Emilio Porta dijo...

Querida Rosa en alguna parte de tu comentario reflejas casi todo lo que ocurre por dentro y por encima de mí en estos momentos. ¿Intuición? ¿Amistad? Las dos cosas y, sobre todo, cariño. Casi no puedo añadir nada más. Es un comentario tan exacto y tan oportuno...a pesar de todo lo que nos rodea y que, a veces, aprieta. Aunque no soy al único, evidentemente. Y bueno, la dignidad no la empleo como concepto, sino como sensación de coherencia con un modo de ser y mirar la vida. A veces se puede mantener, y otras no, como supongo que sabes bien. Bueno siempre se podría mantener, aún a costa de acabar con nuestra personal existencia, si no fuera por el daño que eso haría a los que nos quieren. Y porque gente como nosotros amamos esa vida. Esa puta y en ocasiones miserable vida. Y por supuesto amamos a los nuestros, y los nuestros son los que llevan nuestra sangre y aquellos que, no llevándola, se merecen ese sentimiento por nuestra parte. Aunque ellos no siempre puedan saber cuánto y de que modo les queremos. Un beso y gracias por tus palabras. Al final, el ser humano solo hace lo que puede. Aunque en determinados momentos se permita soñar.