martes, 8 de junio de 2010

EL HOMBRE ES DUEÑO DE SUS SILENCIOS Y ESCLAVO DE SUS PALABRAS.

Habrá que concentrarse para, en la medida de lo posible, ser dueño también de las palabras.

28 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Para empezar precisando. La palabra Hombre se emplea aquí como genérico y se refiere, como es de uso en el idioma castellano cuando se utiliza la H mayúscula inicial, al ser humano en sus dos géneros: masculino y femenino.

Mari Carmen Azkona dijo...

Sería bueno que todos aprendiéramos, además, a leer, a pensar, a reflexionar.
Vamos con demasiada prisa por la vida. Incluso a la hora de respirar

Besos y abrazos.

Anónimo dijo...

Empezando a constatar. Realmente...poco hay que añadir. Gracias por tu comentario, corto y exacto.

Port

María G. Z. dijo...

Pues a mí, Emilio, la palabra Hombre me deja fuera, no lo puedo evitar...

Pero hablando de silencio y de personas, justo ayer escribía lo terrible que es vivir en el centro de una ciudad porque echas de menos el silencio...
Decía algo así:
A veces vivir en mitad de una ciudad de más de un millón de habitantes resulta terrible. Te pasas veinticuatro horas buscando un minuto de silencio, para escucharte el corazón y comprobar que sigue latiendo al ritmo aconsejable, porque hay veces que late rapidísimo, sobre todo cuando alguna mujer grita a las tres de la madrugada porque algún desgraciado la persigue, y viene la policía, demasiado tarde, haciendo mucho ruido. Ella ya huyó por el callejón de enfrente y tú te quedas helada con la mitad del cuerpo colgando, y buscas con tus ojos la sombra de esa mujer que quizás se haya escondido a tiempo, o no, nunca lo sabrás, porque nadie hablará de ella al día siguiente.
M

Emilio Porta dijo...

Primeramente, María, me alegra mucho tu visita a mi blog. En segundo lugar...pues sí, por eso que señalas he puesto la aclaración. Porque el proverbio es así, utilizando el genérico, pero no quería que nadie se sintiera excluido. Fíjate que habría que buscar otro genérico, Ser humano, quizás, para cambiar el que ahora normalmente se utiliza con H mayuscula abarcando a ambos sexos. Y es curioso y real que incluso la Exposicion Histórica y Pre-histórica más importante cultural de estos años en Castilla y León, tuviera por título "Las Edades del Hombre". Y asi muchos otros casos. Yo entiendo el malestar, no soy nada machista, todo lo contrario, y quizás habría que hacer un cambio de utilización de algunas palabras. Aunque el tema no es privativo del hombre. En cualquier documental de fauna podemos escuchar: "El tigre de Bengala está a punto de extinguirse" Aquí se emplea también abarcando los dos sexos...¿habría que decir el tigre y la tigresa de Bengala, o, en otro caso, él búfalo y la búfala, el elefante y la elefanta y así sucesicamente. ¿Qué debe ocurrir con los genéricos, cuando, además, ese genérico es el masculino?.
Y sin embargo hay ejemplos al contrario. En la mantis religiosa, la hormiga, las abejas...etc. se utiliza el genérico femenino para toda la especie. Lo mismo ocurre con la cebra o la pantera, nombres semánticamente "femeninos" y que abarcan macho y hembra. Igual en la gaviota, la perdiz, etc. Es decir que vemos que los genéricos no solo son másculinos. Pero entiendo que, en este caso, no puedas sentirte idenficada.

Si el silencio puede ser necesidad o, saltando de eje, espacio y marco, tu entrada lo refleja muy bién. Entre tanto ruído el silencio es ausencia...pero también es reflexión.

La Solateras dijo...

Las palabras, dicen, que se las lleva el viento. No sé a dónde se las lleva, pero dejan de ser nuestras en el mismo momento en que las pronunciamos. Y no digamos ya si las escribimos; entonces sí que son para uso y disfrute del que las lee y quedan abiertas a infinitas interpretaciones.

Y en cuanto al sexismo del idioma, estoy bastante de acuerdo con María, aunque últimamente estamos viendo algunos excesos que entran de lleno en el disparate lingüístico. Pero efectivamente, durante demasiado tiempo y en demasiados ámbitos, las mujeres solo han podido vivir en el silencio.

Emilio Porta dijo...

Yo, cualquiera que me conozca lo sabe, tambien me identifico con el malestar de Maria y con tu postura, Ana. En el tema de fondo, no hay duda. Pero, independientemente de ese fondo, creo que hay elementos de formación lingüistica y de costumbre - evidentemente influidos por una concepción "masculina" de la Historia - que hay que tener en cuenta. Eso es lo que señalaba al comentar que hay muchos genéricos con confieren imagen femenina y que ese es un tema de ámbito puramente linguístico. Y es curioso porque, incluso si eliminamos la palabra Hombre como genérico, por cuestiones de identificación con un sólo sexo, sin embargo, el ser humano, esto a nivel puramente semántico, lleva implicito el género gramatical masculino. Es un tema que, hablando en general, se resuelve en discursos y alocuciones sin problemas, hombres y mujeres, compañeros y compañeras, etc. Pero la Real Academia de la Lengua tendría que afrontar el problema general de los genéricos y eso supondría una revolución del lenguaje hablado y escrito que llevaría a un cambio linguístico de tal envergadura que supondría un cambio profundo de todo el idioma castellano y necesitaría quizás siglos para asentarse. En inglés esto no ocurre. El artículo "the" auna los artículos "el y la" lo que es un gran avance y simplificación a nivel de comunicación. The man, the woman...y también the human being...Es un idioma mucho menos discriminatorio que el castellano. Por eso es la primera lengua del mundo y en continua expansión. La nuestra es más rica en posibilidades y acepciones, curiosamente, pero carece de la agilidad y versatilidad del inglés. Me parece interesante hacer estas apreciaciones, fuera del asunto de fondo que me ha llevado a tener que explicar, curiosamente, en el primer comentario, el significado primero general del sustantivo que es sujeto de la oración a la que me refiero.
En inglés esto no hubiera ocurrido.
O no de forma tan acendrada. Habría que haber puesto THE HUMAN BEING...en cualquier caso, no the man, porque aqui habría sido incorrecto.
Respecto a la otra parte del comentario, Ana, por eso hay que tener más cuidado con lo que se escribe que con lo que se habla. Lo escrito, escrito está. Y siempre a mano para refrescar la memoria. Lo dicho, sí, a veces necesita un fuerte viento para ser olvidado o borrado y, en otras ocasiones, basta una simple brisa.

Mari Carmen Azkona dijo...

Es triste que el lenguaje, una vía de trasmisión, de comunicación... sea causa de conflicto. Muchas veces no depende del emisor el problema de la incomunicación, sino de las connotaciones culturales, emotivas...e incluso sensitivas del receptor.

Yo, antes de juzgar, leo, releo, y pienso, igual es que soy ingenua, que no hay malas palabras sino malos pensamientos.

Muchas veces con reflexionar, respirar, tiempo...y templanza se despeja la falta de entendimiento.

Un abrazo.

Emilio Porta dijo...

Yo creo que el lenguaje lo hace la costumbre y por eso no se puede pedir resposabilidad a elementos o personas concretas. Es cierto que, durante siglos, la sociedad ha sido injusta y discriminatoria con la mujer, e incluso ahora en algujos aspectos. Pero no creo que haya que buscar en los elementos meramente semánticos más de lo que son. Sí es cierto, Mari Carmen, que toda palabra es percibida por sus significados y connotaciones. Estoy de acuerdo contigo en que, más allá de la intención del emisor, está la percepción del receptor. Y que la carga de emotividad de algunas palabras se comunica a las personas y sus circunstancias. En mi comentario anterior creo que he dejado clara mi postura: combativa en cuánto a los derechos e igualdad social de la mujer...pero sin buscar tres pies al gato en temas que, conviene aclarar (yo lo he hecho en mi primer comentario ) pero que, algunas veces están lejos de cualquier intencionalidad. Yo creo hay que ajustar el pensamiento y la crítica a los ámbitos donde es necesario. Sin excluir el vocabulario. Pero, insisto, no es que no esté bien la idea de buscar genéricos sin implicaciones...es que, con el lenguaje actual, tendríamos que revisar práctamente todos los textos escritos en idioma castellano desde hace más de siete siglos.
Expuesto está el tema. Aunque me encantaría que se hablara más del fondo de la apostilla que pongo a la frase y de la misma frase, que de un aspecto concreto referido a la expresión en el sujeto de la oración.
Gracias, de todas formas, por iniciar otro debate...que este si que no lo esperaba. Debe ser que, también inconscientemente, mis entradas los provocan.

Anónimo dijo...

De vez en cuando hay que retirarse a los "cuarteles de invierno". Respirar, como ya se ha dicho, con profundidad, mirar con distancia y sosiego...y permanecer en un cierto silencio, tanto interior como exteriormente, para que las palabras, dichas o escritas, tengan valor y sentido cuando se pronuncien. O cuando se escriban. El ser humano vive en una continua batalla por la supervivencia, no sólo física, también psicológica. Nada es importante si no nos permite vivir en paz y en armonía con el mundo y con nosotros mismos.
He visto en el blog de Mari Carmen otra referencia al silencio. ¿Será que empezamos a constatar que todo está lleno de excesivo ruido? Y no me refiero sólo al sonido.
Si hay demasiado ruido, confusión, actividad... no podremos vivir en paz lo que merece la pena. Sí, algo de eso percibimos todos.

David Nihalat

Cris Gª. Barreto dijo...

Jamás las palabras dejan de ser nuestras en el momento que las pronunciamos (como apunta la estimada amiga de Las Solateras). Es evidente, que se habla cuando se piensa o se habla sin pensar. Las palabras no se las lleva el viento. Quedan. Ojalá aquellas cosas que decimos en un momento de impulso fuesen difuminadas por cualquier fuerza superior. Pero no, no es así. Porque los conceptos están incluidos en las palabras. Es obvio que nadie sería esclavo de sus palabras si quedaran en el vacío una vez pronunciadas. Por ello, se hace preciso meditar y controlar el "Yo" en pro de guardar silencio antes de sufrir la condena de algo dicho.
Existen palabras que tan sólo deberían existir una vez.
Alguno ha dicho que cuando se ha tenido que comer sus palabras había hallado una dieta equilibrada.
Pero existen otros lenguajes, además del más común, que van mucho más allá de las palabras.
A mi me avergonzaría que mis palabras superasen a mis acciones.
Igualmente las palabras comprometidas de forma virtuosa, en caso de no cumplirse, desvirtúan a la persona conierténdola en embustera.
¿Alguien ha encontrado siempre, justicia, en las fuentes generales del derecho "palabras" que conforman la ley?
¿Acaso las palabras son siempre sentimientos del alma? No. En absoluto.
Yo esculpiría todas las palabras de bien sobre diamante.
Decía Freud: "Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla"
Pero qué difícil es amigos tener la sabiduría necesaria cuando se precisa cerrar la boca.
Porque si valor se requiere para levantarse a hablar, igual de éste se precisa para sentarse y escuchar.
No olvidemos que grande sería poder hablar con un amigo como si lo hicieses contigo mismo. Aquí entramos en la pérdida de confianza para comunicarnos a través, como no, de la palabra "según con que personas que son la mayoría"
Tsmbién está el egocentrismo de aquéllos que solo hablan de lo suyo sin permitirte pronunciar una vocal.
Como no utilicemos el idioma universal del corazón, jamás nos entenderemos.
No olvidemoa a los parlanchines que con su dominio de palabra embustera, salen glorioson gracias a su habilidad social.
Muchos hablan tanto de sus proyectos que no tienen tiempo para llevarlos a cabo, pero, el que menos habla, ahorra tiempo y sí alcanza su meta.
Otros tan sólo hablanm cuando necesitan demostra su presunción.
También existe la molestia de hablar cuando no se nos escucha.
Habitualmente, converso conmigo misma, lo hago escribiendo a un papel en blanco, que es mi amigo porque jamás me reprocha nada.
Y siendo que del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento. Yo ya concluyo.

Si no me contro estaría horas escribiendo sobre este tema porque hay mucho que decir.

Felicidade Emilio por generar debate con esta cita.
Recibe mi admiración y respeto.

Saludos igualmente a todos los que estáis participando en esta entrada.
Cris.

Emilio Porta dijo...

"Habitualmente, converso conmigo misma, lo hago escribiendo a un papel en blanco, que es mi amigo porque jamás me reprocha nada. Y siento que del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento"

Entre tantas cosas que uno recoge hay palabras, frases, que añaden elementos de reflexión al que las percibe. Estas tuyas, Cristina. son significativas. Las primeras nos acercan al papel - o la pantalla ahora - como espejo de nuestros pensamientos, intenciones, deseos, como reflejo necesario de confrontación con la identidad. El yo ante el otro que termina siendo nuestro propio yo, buen amigo porque nos conoce y no necesita explicaciones. En la comunicación humana a lo más que podemos aspirar es a momentos de comunicación con los otros. Esos momentos los delimita el tiempo y el espacio, las circunstancias incluso geográficas y de ubicación personal. Pero nosotros vamos siempre con nuestro interior. Antonio Machado lo decía..."hablo a quien siempre va conmigo" Sí, cuando escribimos, a quien primeramente hablamos es a nosotros. Nos hacemos compañía y nos comprendemos, lo que no es fácil, muchas veces, para los otros.
No es mal amigo el lugar donde vertemos nuestro interior. Es un lugar silencioso que siempre recoge quienes somos o creemos ser. Lo curioso es que, después del impulso creador, cuando lo escrito se comunica, empieza el diálogo. Y ahí las palabras dejan de pertenecernos.

La otra parte del párrafo que señalo entraña la realidad. Escuchando percibimos la vida. Y salimos de nuestras propias creencias, a veces, porque éstas van alimentándose de lo que vemos, de lo que escuchamos... y es lo que aprendemos. Pero hay otra función importante: escucharnos a nosotros mismos, una vez que reflexionamos. Leer también, por ejemplo, textos escritos en otro momento, pensar y vivir lo escrito. Porque no hay fronteras temporales en la conciencia del individuo. Vivimos en un orden casi ficticio. Un orden para andar por casa, nunca mejor dicho, o por la calle u otros lugares. Pero dentro de nosotros todo es una fusión continua de sucesos, recuerdos, deseos, pensamientos...En el mundo de los sueños y de la memoria nada sigue una estructura lineal.
Un beso, Cris, gracias por tu comentario.

Jesús Arroyo dijo...

Hola Emilio, hola a todos/as:

A veces, esa palabra que decimos, incluso que escribimos, dice lo que no queremos decir y es entonces cuando las palabras utilizadas para aclarar el entuerto, muy peligrosas palabras, nos dejan fuera de juego en el campo del igual.

¿Qué hacemos entonces? ¿En qué situación nos dejan, no las palabras primeras, ni las segundas, sino las entendidas por el receptor?

Ah! es posible que como emisores no estemos acertados ¿no? No siempre la culpa va a ser de la persona que nos mira.

Uy, madre, jardín, jardín.

Emilio Porta dijo...

Nada es verdad ni es mentira...todo es según el color, como Campoamor decía,Jesús. ¿Acierto, desacierto? No podemos olvidar que la comunicación parte de unas convenciones creadas, unos códigos, y el importante es el lenguaje oral y escrito. Por eso hay que cuidarlo. Y por eso en la entrada, junto a la frase de Aristóteles, o de quien sea, pues casi nadie se pone de acuerdo en su origen, está mi apostilla. Y dice eso, precisamente, que habrá que "concentrarse" y cuidar lo dicho o escrito para poder sentir, sin temor, que somos dueños también de las palabras.
Es curioso, casi nadie ha reparado en lo único que es mío, la frase a continuación del texto de cabecera, seguramente porque está en letra más pequeñita, je, je...Pero ese es el sentido de la entrada. No dejar de hablar...pero si cuidar lo que decimos ( hablando o por escrito ) y hacerlo, no sólo por el receptor, sino por nosotros mismos.

Lo de acertado o no acertado, además de una valoráción referencial a los significados de lo emitido depende también, evidentemente, de la norma moral o el código de conducta y esquema de pensamiento del receptor. Pero vamos, sí, en el punto de origen, el camino recorrido o el punto de destino, la palabra y las oraciones tienen vida propia, fuera de su propia realidad sintáctica.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola, Emilio:
Yo creo que no deberíamos sentirnos esclavos de nuestras palabras siempre y cuando de un modo directo, claro, congruente, consciente.. -sin la intención de molestar, ni de herir a nadie- expresemos nuestras ideas, sentimientos, derechos...Pero sí que podríamos ser esclavos de nuestros silencios, si callamos por temor a molestar a alguien con nuestras palabras.

Besos y abrazos.

Toñi

Emilio Porta dijo...

Al final, como dice Jesús, Toñi, todo es un problema de oportunidad. Lo que yo pienso es que, normalmente, hablamos demasiado. Aunque puedo estar de acuerdo con lo que dices del silencio...cuando el silencio es callar por lo que se llama socialmente "falso respeto humano". En cualquier caso hay personas cuya palabra, normalmente, siempre abre perspectivas y tiene interés...y, sin embargo, hay otras que carecen del don de la oportunidad y hablan por hablar...normalmente por decir "aquí estoy yo". No se puede generalizar ni de un lado ni de otro...hay todo tipo de refranes y proverbios como el de "necio que calla por sabio pasa" que tiene algo de referencia - no exactamente - con esa idea de callar en vez de hablar...pero existen otros refranes como "Hablar poco es de sabios" etc.
Cuestión de perspectiva...y también de sensibilidad, inteligencia, y sentido de la medida.

Alicia Uriarte dijo...

Emilio, acaso el equilibrio entre la palabra y el silencio se logre tal como ya dijo Séneca, diciendo lo que sentimos y sintiendo lo que decimos. Vamos coherencia entre el dicho y el hecho. En su ausencia puede que lo que proceda sea el silencio.

Por otro lado se podría analizar la soledad que se puede sentir ante un cúmulo de palabras lanzadas por alguien a nuestro lado, en oposición a la compañía que en ciertos momentos nos puede ofrecer una persona en silencio. Creo que la clave en lo de la palabra depende de la complicidad entre el emisor y el receptor. Recordemos que, según dijo Ingrid Bergman, un beso es el momento encantador para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas.
Un abrazo.

Emilio Porta dijo...

"Por otro lado se podría analizar la soledad que se puede sentir ante un cúmulo de palabras lanzadas por alguien a nuestro lado, en oposición a la compañía que en ciertos momentos nos puede ofrecer una persona en silencio"

Es un gran comentario, Alicia. Ante lo que dices...es mejor callar y escuchar. La palabra escrita y leída en silencio adquiere todos los significados.
Un beso.

Port

Anónimo dijo...

Maria Garcia Zambrano me ha hecho pensar...Y lo que pìenso, después de los comentarios expuestos y los razonamientos dados, coincide con lo expuesto por Mari Carmen. Pero hay una cosa, María, después de encontrarnos en el Ateneo y lo que hablamos, quiero, a la vez, señalar que en los sentimientos y sensaciones es dificil mandar...y si a ti no te gusta la "identificación" pues me parece muy bien...Pero piensa también, es importante, que no hay que tirar el contenido si, por la razón que sea, no nos gusta el envoltorio.

Y tampoco podemos matar al mensajero, je, je.
Con todo mi afecto.

Port

Alicia Uriarte dijo...

Emilio, tras tantas palabras y tantos silencios escritos y callados por nosotros, los que ya no somos los de entonces, considero que procede algo de música. La música, creo que en la mayoría de las ocasiones, recoge nuestros silencios para transformarlos en sonidos dónde las palabras que acompañan son capaces de invadir todos los sentimientos y sensaciones y hacer que impregnen todos los poros de nuestro cuerpo y todos los rincones de la estancia.

Dicho lo anterior, pienso que la música que mejor puede acompañar a tu entrada es la del siguiente video. En el mismo, se puede ver a Peter, Paul and Mary, con bastantes palabras y silencios en sus mochilas, todavía preguntándose ¿A dónde llegaron esas palabras?

http://www.youtube.com/watch?v=pYii6nxhvUk&feature=related

Un abrazo

Anónimo dijo...

Como yo no pongo música ni fotos, sólo texto, si quiero que todos sepaís de que canción habla Alicia. Una de las canciones más maravillosas que nunca se han compuesto. Un tema de hace muchos años que es, sin duda, junto a los Sonidos del Silencio, de Simon&Garfunkel ( otra canción que le iría bien a la entrada ) un perfecto acompañamiento para lo que aqui está escrito. Aquí y en otros textos míos...y vuestros.

"Where have all the flowers gone..." es el titulo, magnifico y lleno de contenido.

Port

Manuel dijo...

Pero mira que eres Emilio!... Esta frase la tiene acuñada mi maestro de buceo. La repite incansablemente... él sabe por qué.

Queria pasar nada más volver de mi viaje para dejarte un abrazo.

Y, ya al pelo de la cosa, te diré que me gusta callar y escuchar. Soy fiel devoto de aquel dicho que me enseñaron mis mayortes: "quien mucho habla, mucho yerra".

Pero hablemos, amigo, hablemos...

Un abrazo.

Emilio Porta dijo...

Sabio tu maestro de buceo...justo, justo en el límite de mis horas de hoy, antes de intentar descansar un poco, llega tu comentario...y después de estos días de ausencia tenía que darte la bienvenida. Supongo que vienes, no puedo decir que oxigenado, claro - o sí si empleas bombonas - pero si yodado - o no si llevas traje de neopreno - en cualquier caso lleno de sensaciones que inducen a la paz y al sosiego...Bueno, por poner una nota de humor: supongo que tu maestro de buceo repite la frase...fuera del agua...salvo que sea un superclase y pueda hablar en las profundidades marinas...
Un abrazo, Manuel, me alegra mucho tenerte de nuevo entre nosotros y a mí aqui.

Port

(por cierto, menos mal que he rectificado al releer el texto...porque en vez de traje de neopreno había puesto de nebuprofeno...y es que ambos elementos "te me recuerdan"...)

La Solateras dijo...

A Manuel le gusta escuchar, pero ¡anda que no raja el tío!

A mí me gusta conversar, lo que no quiere decir discutir, que me horroriza. Conversar implica escuchar, hablar y a veces guardar silencio y reflexionar.

Y ya que me cita Cris, le diré que tiene razón, que en demasiadas ocasiones las palabras no se las lleva el viento. Siempre hay alguien que te echa a la cara un "tú dijiste que..." cuando uno no se acuerda ni de lo que dijo ni de lo que sintió en un determinado contexto.

Y si lo dije ¿qué pasa? ¿no puedo ahora decir otra cosa? ¿o hay que mantenella y no enmendalla for ever?

Emilio Porta dijo...

Bueno, si, es evidente que Cris tiene razón en su argumento y supongo que tu referencia a su comentario no es personal...Lo cierto es que la dialéctica del reproche está muy arraigada en nuestra sociedad...y el tú dijiste, lo digo en general, o tú hiciste, es tremendo, cuando lo que se necesita muchas veces es "borrón y cuenta nueva". Yo creo que los seres humanos, Ana, estamos sujetos a variadas y múltiples circunstancias. Y sigo con Heráclito y con Neruda también...no, nunca somos los mismos, por lo que traer a colación cosas o palabras del pasado no tiene sentido...entre otras cosas porque tendríamos que remontarnos a ese pasado y a esa misma situación para responder en consecuencia. Por lo demás... pues ahí seguimos, con palabras y silencios, con acciones y mutis, de vez en cuando, por el foro. El foro más importante y general es el mundo. Y el mutis final, normalmente sin aplausos - y aún con ellos, ¿qué mas da? - nos pone a todos de acuerdo. Realmente los debates en la tierra son parte de la "animación" de las cosas que nos creamos para sobrevivir y sentirnos algo más que materia perecedera. Supongo que, finalmente, carecen de importancia. Mientras, sigamos con la ilusión de que nuestro "registro literario" es parte de nuestra identidad. Más nos vale. Un abrazo.

TERTULIANA dijo...

Gracias por apuntarte al III Encuentro de Poesía en Red

Anónimo dijo...

De nada. Ya sabes que sólo estoy a la falta de confirmación de un tema de fechas, que no coincida con la inauguración del Certamen de Teatro de Carabanchel, donde soy jurado. Espero que no, sería una verdadera mala suerte. Espero poder participar, es un proyecto y una jornada ilusionante, Jesús, y seguro que va a ser un completo éxito. Y Alcalá es un lugar impresionante para celebrarlo.

Port

Juan José Auda dijo...

Este tema del lenguaje y de que si se usa masculino o femenino es desagradable, comenzando por los textos religiosos, un dios, el dios, y no una diosa, pero finalmente no decimos nada cuando se menciona, la humanidad ¿esto quiere decir que la humanidad es femenino? ¿la tierra también? ¿la via láctea? ¿ la rotación es femenino? ¿la vida es femenino? ¿la casa es femenino? ¿la comida es femenino? ¿el día es masculino?,las palabras denotan algo que es, y de no retirarse la palabra dios de textos religiosos poco se podrá hacer ¿o acaso dios es mujer? ¿el universo es mujer?.
eso del machismo y el hembrismo hoy en día no resulta divisible por indicar algo que ya existe como algo que deba cambiar para definir si le corresponde al ego de algún género, ya sea masculino o femenino. la vida ya ha puesto todo lo que hay en su lugar, sean felices, por cierto ¿la vida es femenino?