Guarda ese pequeño lugar
en tu corazón
donde limar el absurdo
de los sucesos.
Presérvalo de la mirada del cerebro
para el azar caliente de los sueños.
Deja su espacio
como la habitación propia
en que se guarda
el diario íntimo de los deseos.
No abras su puerta a extraños.
Allí duerme un niño
que crece y se descrece.
Allí están los juguetes desbaratados
y las hojas amarilleadas
de una primera redacción.
Allí, en la consola
imaginaria de tu mente,
el archivo,
lleno de apuntes,
sobre lo imprevisible.
El cheque pagado por vivir.
El recibo por habitar la Tierra.
Guarda, guarda ese pequeño lugar
en tu corazón,
y no digas nunca
que esta amueblado
con el paso de la incertidumbre.
Ni que esconde la ceniza,
resto de la hoguera
de los sentimientos.
No les digas, tampoco,
a los contadores de lo útil,
que los cachivaches
tienen historia,
que los retratos están vivos,
que los huecos
tienen rastros de alma,
que tu casa
es de arcilla y terciopelo
y con llaves de aire
cierras sus secretos.
1 comentario:
Me encanta este poema, me puedo imaginar ese cuarto olvidado, lleno de soledades y secretos, donde un dia anido un pajaro efimero, fragil, que se poso solo un momento en la almohada dejando un recuerdo eterno, grabado en el corazon, y ahi vive, sin que el olvido lo toque ni el polvo de la existencia apague su brillo,
Todo lo que escribes, Emilio, toca el corazon, y, como un susurro,despierta el alma.
Gracias por tanto disfrute leyendo tu trabajo que es siempre fuente de inspiracion para mi.
May Garcia
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