No son lo mismo, sin duda. El yo es una estructura de afirmación y diferenciación identitaria y necesaria. El "ego", lo que se entiende socialmente por ego, es una superestructura vacía que destruye al yo. El yo crea relaciones de avance y progreso en la comunicación. El "ego" es insolidiario y vacío, y destruye la fluidez y respeto en la convivencia. El yo es abierto y aprende. El ego es cerrado e impide progresar.
Es cierto que no se puede generalizar, pero cuántas personas, seguro que tod@s conocemos alguna, intentan esconder sus miedos, derrotas… tras un ego desmedido, sin conseguirlo, por supuesto. Porque lo único que consiguen, al querer ser el centro, es evidenciarse y alejar a los que están alrededor.
Hay que fomentar el ego constructivo para afianzar el yo, pero desde el conocimiento de nuestros propios límites, y pasando, por supuesto, por la aceptación del yo, jamás por su renuncia.
Gracias, Emilio, por acercarnos la voz de David, siempre interesante.
Yo creo que hay que afirmar el yo, Mari Carmen, desde el conocimiento de los propios límites, pero sobre todo desde el conocimiento de quienes somos y sus posibilidades. Lo que somos es mucho más que un conjunto de barreras: "somos quien(es) somos", como dicen el poema y la canción, "basta de historia y de cuentos" es decir, somos algo más que las ideas y miedos que nos metieron en una educación que, al menos en mi caso, fue más represiva que potenciadora...aunque, afortunadamente, como yo digo, salí pronto al extranjero ( es un modo de hablar, aunque, en su expresión directa, fuera también verdad ) y vi mundo. El suficiente para saber que uno es, ante todo, la fuerza de sus deseos. Y, aunque todos los sueños no se puedan cumplir, por intentarlo que no quede. Porque, además, en el intento, alguno de ellos siempre termina por cumplirse, en su totalidad o parcialmente. El ego nunca es constructivo, pero entiendo en el sentido que lo dices, aunque parezca un juego de palabras. Y lo es, lo es en su misma formulación, pero no en las acepciones que todos conocemos. David y yo te agradecemos mucho tu comentario :-) y tu pensamiento.
Cortito, pero sintético, y en perfecto orden sintáctico, Carmen :-) Hemos hablado ( y sufrido) en directo el tema y creo que compartimos opinión casi al cien por cien, sin necesidad de decir mucho más. Gracias compañera por tu presencia y apoyo siempre. A todo esto...estoy hablando también en nombre de David, pero vamos, es lo mismo. Tengo representación y credenciales de identificación delegadas. El día que le conozcáis comprenderéis que somos como hermanos :-)
David, en realidad, no es australiano, pero como si lo fuera. Eso sí, es un tipo que, a pesar del tiempo que lleva en Australia, sigue pensando y escribiendo en español :-) Gracias, Mila, por tu recuerdo.
Emilio: aquí te dejo mi penúltimo comentario en verso, para igualar la inexistencia del yo y del ego: La sensación de ser
No tener, no ser arropado en cunas que no existieron dentro de mí, y querer ser saliendo de la nada que no es.
Solo existo dibujado en mi entelequia, mecido en la evanescencia de ángeles, arcángeles dioses caídos y renacidos que no son.
No tener, no ser, no soñar perdido angustiado difuminado reflejado en la nada que no es.
La oscuridad, un negro rejón de muerte sobre mis ojos ciegos sin poder ver la luz que acune la vida de mi ser inexistente.
El ser y la nada, entreverados en el sueño vital de la entelequia, no crean orgasmos ni cunas ni ángeles, no generan realidades ni ensueños, porque nada nace ni existe.
Quizás un rayo cósmico escapado de una masa hueca en esa nada soñada pueda crear en mí la sensación de nacer, vivir y morir, dejando de ser definitivamente.
De mi amigo Fernando Jiménez Ontiveros, un poema pasado a prosa, sobre el tema que nos ocupa sin que pierda ni un ápice de su valor poètico y de su contenido filosófico. Me lo ha enviado y yo lo transcribo. Es un magnífico ejercicio existencial y con el nivel literario que acostumbra.
"No tener, no ser arropado en cunas que no existieron dentro de mí, y querer ser, saliendo de la nada que no es. Solo existo dibujado en mi entelequia, mecido en la evanescencia de ángeles, arcángeles dioses caídos y renacidos que no son. No tener, no ser, no soñar, perdido, angustiado, difuminado reflejado en la nada que no es. La oscuridad, un negro rejón de muerte sobre mis ojos ciegos sin poder ver la luz que acune la vida de mi ser inexistente. El ser y la nada, entreverados en el sueño vital de la entelequia, no crean orgasmos, ni cunas, ni ángeles, no generan realidades ni ensueños, porque nada nace ni existe. Quizás un rayo cósmico, escapado de una masa hueca en esa nada soñada, pueda crear en mí la sensación de nacer, vivir y morir, dejando de ser definitivamente"
Querido Fernando: gracias por el envío de este maravilloso texto que, dada su longitud, me he permitido la licencia de escandir en forma de prosa poética, ejercicio que yo hago, a veces, con muchos poemas. El valor del texto, como ves, sigue siendo elevadisimo, como corresponde a uno de los mejores escritores que he conocido nunca, y yo te agradezco enormemente su envío. Poco puedo decir ante tan abrumador texto, tan profundo, ante una reflexión de altura, y sobre la cual uno cae o se eleva en el abismo, según, en algún momento, el pensamiento decida aceptar o rebelarse. Ambas cosas van unidas a la existencia del ser humano. Solo que el escritor, el buen escritor, sabe ponerlas en letras. Espléndido, Fernando. Gracias, y recibe tú también otro abrazo, tal y como me enviabas.
10 comentarios:
No son lo mismo, sin duda. El yo es una estructura de afirmación y diferenciación identitaria y necesaria. El "ego", lo que se entiende socialmente por ego, es una superestructura vacía que destruye al yo.
El yo crea relaciones de avance y progreso en la comunicación. El "ego" es insolidiario y vacío, y destruye la fluidez y respeto en la convivencia.
El yo es abierto y aprende. El ego es cerrado e impide progresar.
Un pensamiento profundo expresado en una frase concreta y perfecta.
Gracias y un abrazo.
Qué pensamiento tan extraordinario, Emilio.
Es cierto que no se puede generalizar, pero cuántas personas, seguro que tod@s conocemos alguna, intentan esconder sus miedos, derrotas… tras un ego desmedido, sin conseguirlo, por supuesto. Porque lo único que consiguen, al querer ser el centro, es evidenciarse y alejar a los que están alrededor.
Hay que fomentar el ego constructivo para afianzar el yo, pero desde el conocimiento de nuestros propios límites, y pasando, por supuesto, por la aceptación del yo, jamás por su renuncia.
Gracias, Emilio, por acercarnos la voz de David, siempre interesante.
Besos y abrazos a los dos.
Yo creo que hay que afirmar el yo, Mari Carmen, desde el conocimiento de los propios límites, pero sobre todo desde el conocimiento de quienes somos y sus posibilidades. Lo que somos es mucho más que un conjunto de barreras: "somos quien(es) somos", como dicen el poema y la canción, "basta de historia y de cuentos" es decir, somos algo más que las ideas y miedos que nos metieron en una educación que, al menos en mi caso, fue más represiva que potenciadora...aunque, afortunadamente, como yo digo, salí pronto al extranjero ( es un modo de hablar, aunque, en su expresión directa, fuera también verdad ) y vi mundo. El suficiente para saber que uno es, ante todo, la fuerza de sus deseos. Y, aunque todos los sueños no se puedan cumplir, por intentarlo que no quede. Porque, además, en el intento, alguno de ellos siempre termina por cumplirse, en su totalidad o parcialmente. El ego nunca es constructivo, pero entiendo en el sentido que lo dices, aunque parezca un juego de palabras. Y lo es, lo es en su misma formulación, pero no en las acepciones que todos conocemos. David y yo te agradecemos mucho tu comentario :-) y tu pensamiento.
Cortito, pero sintético, y en perfecto orden sintáctico, Carmen :-) Hemos hablado ( y sufrido) en directo el tema y creo que compartimos opinión casi al cien por cien, sin necesidad de decir mucho más. Gracias compañera por tu presencia y apoyo siempre. A todo esto...estoy hablando también en nombre de David, pero vamos, es lo mismo. Tengo representación y credenciales de identificación delegadas. El día que le conozcáis comprenderéis que somos como hermanos :-)
Qué listo es tu amigo australiano. Estoy totalmente de acuerdo con él.
Un abrazo desde mi querida Jávea.
David, en realidad, no es australiano, pero como si lo fuera. Eso sí, es un tipo que, a pesar del tiempo que lleva en Australia, sigue pensando y escribiendo en español :-) Gracias, Mila, por tu recuerdo.
Emilio: aquí te dejo mi penúltimo comentario en verso, para igualar la inexistencia del yo y del ego:
La sensación de ser
No tener,
no ser
arropado en cunas que no existieron
dentro de mí,
y querer ser
saliendo de la nada
que no es.
Solo existo
dibujado en mi entelequia,
mecido en la evanescencia
de ángeles,
arcángeles
dioses caídos
y renacidos
que no son.
No tener,
no ser,
no soñar
perdido
angustiado
difuminado
reflejado en la nada
que no es.
La oscuridad,
un negro rejón de muerte
sobre mis ojos ciegos
sin poder ver la luz
que acune la vida
de mi ser
inexistente.
El ser y la nada,
entreverados en el sueño vital
de la entelequia,
no crean orgasmos
ni cunas
ni ángeles,
no generan realidades ni ensueños,
porque nada nace
ni existe.
Quizás un rayo cósmico
escapado de una masa hueca
en esa nada soñada
pueda crear en mí
la sensación de
nacer, vivir y morir,
dejando de ser
definitivamente.
Un fuerte abrazo, amigo Emilio.
De mi amigo Fernando Jiménez Ontiveros, un poema pasado a prosa, sobre el tema que nos ocupa sin que pierda ni un ápice de su valor poètico y de su contenido filosófico. Me lo ha enviado y yo lo transcribo. Es un magnífico ejercicio existencial y con el nivel literario que acostumbra.
"No tener, no ser arropado en cunas que no existieron dentro de mí, y querer ser, saliendo de la nada que no es.
Solo existo dibujado en mi entelequia, mecido en la evanescencia de ángeles, arcángeles dioses caídos y renacidos que no son.
No tener, no ser, no soñar, perdido, angustiado, difuminado reflejado en la nada que no es.
La oscuridad, un negro rejón de muerte sobre mis ojos ciegos sin poder ver la luz que acune la vida
de mi ser inexistente.
El ser y la nada, entreverados en el sueño vital de la entelequia, no crean orgasmos, ni cunas, ni ángeles, no generan realidades ni ensueños, porque nada nace ni existe.
Quizás un rayo cósmico, escapado de una masa hueca en esa nada soñada, pueda crear en mí la sensación de
nacer, vivir y morir, dejando de ser
definitivamente"
Querido Fernando: gracias por el envío de este maravilloso texto que, dada su longitud, me he permitido la licencia de escandir en forma de prosa poética, ejercicio que yo hago, a veces, con muchos poemas. El valor del texto, como ves, sigue siendo elevadisimo, como corresponde a uno de los mejores escritores que he conocido nunca, y yo te agradezco enormemente su envío. Poco puedo decir ante tan abrumador texto, tan profundo, ante una reflexión de altura, y sobre la cual uno cae o se eleva en el abismo, según, en algún momento, el pensamiento decida aceptar o rebelarse. Ambas cosas van unidas a la existencia del ser humano. Solo que el escritor, el buen escritor, sabe ponerlas en letras. Espléndido, Fernando. Gracias, y recibe tú también otro abrazo, tal y como me enviabas.
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