Una vez salvado por la propia niña que, desde España, envió a su prima Susana a Irlanda las llaves de la mente del anciano sacerdote, con la condición de que no volviera a ejercer exorcismos, el padre O´Connor se retiró de su actividad eclesial y de sus prácticas para siempre. Algo le quedó. La propia Dama de Negro le susurró a Elvira Robles un ruego: “Déjale que siga hablando en español y que olvide los otros idiomas. No va a necesitarlos. Pero el castellano si. Porque, seguramente, antes de venirse conmigo, quiera descargar su conciencia y escriba algo que le permita acercarse a su final con mayor paz”. De esta forma, el anciano padre O´Connor salió del hospital en el que había permanecido en estado de shock desde que la niña se rebeló contra su injerencia. No volvió a hablar. Se escondió en su vieja casa de Killarney y empezó a escribir. Esta es su primera carta.
“Soy un hombre viejo. Un hombre viejo que ha visto muchas cosas, aunque nunca haya salido de su amada Irlanda. Un hombre que ha escuchado todo tipo de oraciones y rezos, que ha dirigido almas que él consideró perdidas, que ha aconsejado a hombres y mujeres de todas las edades en confesión y fuera de ella. Un hombre que sintió la llamada de lo que él creía que era la Providencia desde una edad temprana. A los ocho años entré en el Seminario de Dublín, proveniente de un pueblo aledaño de Cork, el lugar donde nací. Allí me eduqué, aprendí todo lo que otros niños aprenden en la escuela y fui creciendo e intentando saber qué había detrás de todo, que era todo. Tenía, pues, sólo unos escasos años más que Elvirita cuando me encerré para siempre con el Misterio, tratando de escudriñarle, de hablar con él, de entenderlo. Pero nunca ví la Luz. Estudié, oré, pedí a la Virgen, de la que siempre fui devoto, que me iluminara y me ayudara. Pero permanecí en la oscuridad. Así, en la imposibilidad del convencimiento, llegué al final de mi estancia en el seminario.Y mi primer destino fue Killarney, la ciudad donde vivo y he vivido siempre. Con veintiún años me destinaron a coadjutor de una de sus parroquias. Y luego, con el tiempo, pasé a párroco. Me mantuvieron allí porque la Jerarquía nunca deseó que me moviera mucho fuera de mi círculo. Y también porque aprendí lo que, sólo en determinadas y escasas ocasiones, me permitió viajar y desplazarme. No sólo me conformé con estudiar nuestros textos sagrados. Leí y estudié Psicología. Y textos de otras religiones. Y la Cábala. Arañé todo lo que pude a los conocimientos sobre lo Oculto, lo que llaman paranormal. Y me mentí a mi mismo. Llegué a creer que era especial, que tenía un cierto poder sobre el interior de los otros. Y allí empezó todo. Mi seguridad en la superioridad de mi cerebro era tal que empecé a imponer manos, a curar enfermos, a liberar almas atormentadas. Recibí una llamada de mi Obispo. Tenía una carpeta con un gran expediente sobre su mesa. No habló mucho, sólo unas palabras que no olvidaré: “Padre O´Connor. Tenemos dos posibilidades. Que deje todo, su misión sacerdotal incluida, o que reconvierta lo que Ud. llama sus poderes y se ocupe de sus feligreses del modo que siempre la Iglesia lo ha hecho”
Ví mi vida rota, mis sueños y mi modo de ser destruidos, la admiración que despertaba en riesgo de acabarse. Me vi expulsado, acabado, pese a mi juventud. Pero mi inteligencia, en un arranque de coraje, me hizo decir mis primeras palabras salvadoras para lo que yo creía también la salvación de mi vida.
- Acato cualquier decisión, Eminencia. Sólo he pretendido ayudar a curar almas.
- Bien – dijo el obispo – en ese caso no podemos prescindir de alguien que, con humildad, reconoce sus errores y que, al mismo tiempo, acumula saber de siglos, conocimientos que pocos tienen sobre la mente y el espíritu humano. La misión de la Iglesia es ayudar a los que lo necesitan. Por eso, en casos excepcionales, tenemos que actuar también contra lo desconocido. Pero de una forma oficial. De una forma que no haga daño a nuestra Institución. Ahí requeriremos sus servicios. Y actuará. De modo contundente, ritual, con nuestra ayuda y la ayuda de Dios. Usted sabe que son muy pocos, contados, los que ejercen el exorcismo en nombre de nuestra Santa Madre, en nombre de Quién representamos. Escasamente un centenar de hombres en todo el mundo, reconocidos e integrados en nuestro Cuerpo de Salvación contra el Demonio. Usted será uno de ellos. Y ahora, váyase, obedezca, y siga con su tarea de todos los días en su parroquia. Recibirá el nombramiento en poco tiempo. Y actuará cuando se le ordene.
- Gracias, Eminencia.
Esas fueron mis últimas palabras en persona con el Obispo. Cuando, al cabo de los años, y con algún ya caso de lucha contra los malos espíritus en mi haber - siempre con miedo, siempre con cuidado de no traspasar la línea impuesta por mi propia Organización - murió el Obispo, el obispo Shannon, recibí una carta póstuma suya. Decía así:
“Padre O´Connor, rece por mi. No se si valdrá mucho o poco la oración. Al cabo del tiempo, me voy de este mundo sin seguridad en nada. Pero, desde aquella visita primera suya a mi despacho supe una cosa: si alguien puede hablar con la Muerte es Usted”.
Lo demás supone una larga existencia llena de dudas, temores, mala y buena conciencia a la vez, obediencia y alguna pequeña rebeldía. Dentro de poco me reuniré de nuevo con el obispo Shannon, aquél buen servidor de la Iglesia. Y, de nuevo cara a cara, no se muy bien en que estado, le diré:
“Hice lo que pude. Hasta que Ella llegó. Y, como todos, no la pude vencer”
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9 comentarios:
Una vez que mi amigo David Nihalat inició la historia del exorcismo fallido, una vez que nuestro amigo Santiago, reunido con Elvirita, nos habla desde el lugar en el que está secuestrado, he decidido contar que fué de aquél pobre anciano irlandés al que se le encomendó una tarea imposible y que, eso sí de una forma trágica y divertida a la vez, acabó casi con su vida. Él mismo nos cuenta algo de su vida, de su iniciación y final.
Si vuelve a hablar, quizás lo haga, alguna vez, desde la Eternidad, esa en la que, sin duda, estaremos todos. No en la posteridad, eso es una tonteria temporal y egocéntrica, porque Ella, la Otra, nos va a igualar a todos y sólo el transcurso y los recuerdos serán lo que nos haga o no decir, en el último instante, si conservamos la serenidad y la lucidez, lo que ha valido la pena. Pero eso quedará en la mente y el alma de cada uno de nosotros. Y quizás, si nos vamos antes, de aquellos que nos quieran.
¡Pobre Padre O´Connor!
Pregúntele, Sr. Porta, si es verdad que los sueños son sólo eso, sueños.
Porque espero que su vida no haya sido sólo eso: un mal sueño.
Mi papi también está que trina. Ha vuelto a hablar en DO CABREADO.
Maldita Dama de negro, se lo advertí, le dije que dejara en paz al padre O´Connor. Él se asunto mío.
Soy Satán, enemigo de la fe, productor de muerte. Llevo batallando con los hombres siglos y jamás hallé un rival digno hasta que me encontré con el padre O´Connor.
Le debo el respeto que se le da a un gran rival, en esto, tenéis que reconocer que me porto como un caballero.
Tras largas batallas, decidí dejarle en paz, se había merecido un descanso, encontrar un poco de paz...y entonces llega ella, díscola y contraviene mis designios.
Me alegro que se esté recuperando. Quizás esta tarde me acerque ha visitarle.
Lamento que no se quiera unir a mis filas y siento que ese déspota ser que habita en los cielos, pronto se lo llevará junto a él.
Como no va a estar que trina tu padre, Elvirita, si se pasa la vida con Orfeo...ya sabes, él trina y Orfeo toca la lira...y mientras Santiago secuestrado, y el pobre Padre O´Connor vivo pero casi ya un fantasma...para irse acostumbrándo a donde va a ir pronto. Tu sigue por los espacios siderales...ahora si que eres una auténtica trinidad...
Este comentario también es de cuadro de honor, Mari Carmen. Vaya escritora se está gestando...tu relato, "tus coments"...ingenio y buena escritura...A ver si, junto con Alicia, entras en ese "nosotros" del que ya formas parte, quieras o no quieras. Y sí quieres, por lo que veo...Habrá que hablar con el Todopoderoso Webmaster para que la Presidencia y la Dirección General te hagan un huequecito. Nosotros ya os lo hemos hecho. Y ellos también, era un modo de hablar. Por otro lado...
es absolutamente brillante tu planteamiento...Te pido una cosa: LLévalo a relato, no hace falta ni siquiera que lo alargues mucho...o sí, como lo veas. Y enviálo,pónlo. Me parece genial, de verdad. A Alicia le dije el otro día que, en su comentario había una historia, la de Elvira madre.
Te ruego encarecidamente que escribas el relato del "Otro", ese Satàn que era Luzbel y que no consiguió nunca vencer al Padre O´Connor, un buen hombre al final, con sus "cosillas", pero que intentó hacer el bien y ayudar a los demás...y que no perdió la batalla hasta que llegó Ella...Wou..!qué idea!.
Venga, ya estás poniéndote a escribirla. Y, además, para mi sería un honor que "mi" Padre O´Connor aparezca en un relato tuyo.
Besos.
Felicidades para David por iniciarnos en el conocimiento del Padre O'Connor y para tí, Emilio, por tener la gentileza de meternos de lleno en su interesantísima historia.
Yo, personalmente, pido a David (hazle llegar mi voz,por favor) y también a ti, a ambos, que me sigais contando cosas de este hombre. Estoy seguro de que en su vida se encierran secretos que nos pueden proporcionar mucha luz.
El pobre padre de Elvirita no gana para pagar la cuenta del psiquiatra, eh?.
Mari Carmen: al nombrarnos a Lucifer como un caballero, al nombrar al déspota habitante de los cielos, siento una gran cercanía contigo. Ba'al Zevûv o cualquier otro nombre del demonio, debieran ser solo la evidencia de la soberbia, del miedo, del talante dicatatorial de quienes lo crearon. Según nuestra tradición Judeo-Cristiana, Dios fue quien relegó a Luzbel a los infiernos. Un acto de escasa paciencia y caridad, a mi entender, impropio de un dios, salvo que hablemos por ejemplo de los dioses griegos, que menudas se las gastaban!. Pero, insisto, poco coordinable con la imagen de un Dios todo bondad, amor y generosidad.
Y, lo mismo que me pasa con el futbol, que prefiero que gane el Betis a que lo haga el Madrid o el Barça, me pasa con esto. Que estoy un poco harto de los bueno y me decanto definitivamente hacia "los malos".
Gracias a todos por enriquecer mis lecturas de por la noche.
En este relato primeramente se narra, de modo inmojarable, cómo se llegaba a los seminarios, vendiéndolo posteriormente con un "el niño tenia vocación". ¡Pobre Padre O´Connor! No dejaba de ser una mente culta pero moldeada y controlada. Era especial porque le dijeron que tenía que serlo.
Era el único que podía hablar de la Muerte, de Ella, la Dama Negra.
Y cuando por fin cae en sus manos, nos abre una nueva vía, sin dudar, él cree que existe el más alla.
¿Habrá alguna escena en el más allá-no olvidemos que ese han ido varios ya-que nos dé alguna pista a seguir?
Magnífico lo que estás colocando en tu blog sobre el exorcismo,
pese a que el tema esté muy explotado.
Te aconsejo que hagas con ello un relato breve ajeno al asunto Elvirita.
Prácticamente ya lo tienes hecho. Será gracias a tu prosa una estupenda historia.
Se impone reciclar.
Bueno, Miguel, te agradezco mucho tus palabras y que te guste mi aportación y mi prosa...Yo la he escrito dentro del contexto del mundo de Elvirita...Por supuesto que todo texto puede tener su independencia, pero yo siento, ya lo hemos hablado, que, al final, habrá un gran libro conjunto y que va a ser de todos, tuyo también, aunque ahora se vea todo problemático y complicado...Yo creo que hay que darle un voto de confianza a Santiago. Porque es, fundamentalmente, su proyecto, aunque es nuestro también. No olvides que tu tienes dos relatos y un poema (con tu estilo personal e inconfundible) que es parte de él. Y que la Blogsfera somos todos...Pero hay un tema que tu apuntas y es interesante... una vez publicado el libro en la red, - y esperemos que también en papel - no sólo la historia del padre O´ Connor y sus exorcismos sino muchas otras cosas pueden tener más desarrollo...¿Cómo? ¿Cuando? Ya veremos... De momento esto tiene su dinámica...Y también se perfectamente que el Padre Joseph O´Connor nunca habría existido si antes no hubiera existido Elvirita.
Un fuerte abrazo y, como siempre, gracias por tu valoración y tu cariño y amistad.
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